De acuerdo a fuentes oficiales, desde este día más de 30,000 policías y soldados comenzaron a ser desplegados en Nicaragua. La movilización de las fuerzas de seguridad tiene por objetivo el resguardo de las elecciones presidenciales del próximo domingo. En dichos comicios, Daniel Ortega buscará un cuarto mandato consecutivo.
La presidenta del Consejo Supremo Electoral (CSE), Brenda Rocha, informó que ya se inició la distribución de las cajas con las papeletas electorales, la tinta indeleble y otros materiales. Estos serán enviados a los más de 3 mil centros de votación. Para la logística de la entrega del material electoral, el CSE cuenta con el apoyo de militares y policías.
Al respecto, el jefe del Ejército, general Julio Avilés, indicó que unos 15,000 efectivos participarán en el plan de seguridad. Para lo cual contarán con el apoyo de 600 medios de transporte terrestre, 400 equipos de comunicación de radio, siete medios aéreos y 80 naves de la Fuerza Naval, agregó.
Por su parte, la Policía desplazará a 16,665 agentes. Para ello dispondrá de 3,000 medios de transporte y 600 medios de comunicación. Estos elementos, señala la institución, servirán para proteger los centros de votación y ejecutar patrullajes.
Sobre el proceso de las elecciones se conoce que serán observadas por 180 «acompañantes» invitados por el gobierno de Ortega. Esto luego de que rechazó la observación internacional de organismos como la OEA y la Unión Europea (UE).
Daniel Ortega buscará mantenerse en el poder en una competencia contra cinco partidos derechistas, de los cuales sus candidatos son prácticamente desconocidos por la población de Nicaragua.
Para este proceso electoral, la oposición política fue prácticamente excluida: siete de los aspirantes presidenciales están presos y tres partidos fueron ilegalizados. Esto luego de que el gobierno de Ortega los acusara de «golpistas», «traidores a la patria» y de «lavado de dinero». Junto a ellos están detenidos más de 30 líderes y activistas opositores.
Una semana antes de las elecciones, el obispo Rolando Álvarez, crítico del gobierno de Daniel Ortega, instó a los nicaragüenses a no tener «miedo» ante las «amenazas» y los «chantajes» que reciben algunos.
La relación entre el gobierno y la Iglesia católica permanece tensa desde las protestas del año 2018, debido al apoyo que los templos dieron a los manifestantes durante la represión. Ortega acusa a los obispos de «golpistas terroristas» que están «al servicio de los yanquis».